
Estudió y luego trabajó como Vigilante de Tránsito por muchos años, hasta que lo jubilaron, llegó a ser Sargento Mayor. Tuvo varios carros donde paseaba, muy orondo, por los pueblos del municipio Marcano. Le encantaban los carros marca FIAT. Su comida preferida era espagueti revuelto con pepitonas picantes. Acompañó a muchos grupos musicales tocando guitarra eléctrica, era un experto en las descargas instrumentales, se la comía, buscaba acordes y notas para darle brillo a su desempeño musical. Alberto Fernández fue su fiel compañero de farra durante muchos años. Tenía algunas manías que debemos destacarlas. Cucho tenía un oído exquisito, cuando tocaba alguna pieza, después de cada canción volvía a afinar el instrumento, ya era un tema que tenía. Para afinar tardaba un semestre y la audiencia inquieta se quejaba de la demora en la afinadera. La frase “Tu afinas más que Cucho Cachimbo” se quedó sembrada para siempre en el pueblo de Pedregales. Cucho se defendía con argumentos valederos. Tocó guitarra eléctrica con el grupo musical “El Combo Dimago” propiedad del amigo Chapalengo, natural de San Juan Bautista. La palabra Dimago se le colocó por la confluencia de músicos de 3 municipios diferentes: Díaz, Marcano y Gómez.
Dejó pocas canciones escritas, algunas grabadas, entre ellas destacan: “Lidia” dedicada a una de sus novias, en la voz de Víctor Lárez (El salinero), y “Mi serenata”, cantada por el profesor Pablo Rodríguez, haciendo la mandolina el extraordinario músico y arreglista pedregalero Johnny Escobar. Dejó otras piezas que debemos rescatar para continuar enalteciendo su legado de buen músico pedregalero. Se puso a vivir con la señora Haydee Mata y esta mujer le parió un poco de muchachos, solo uno de ellos, Miguelito, le gustó la música como tal. Vivió varios años casa de la señora Agustina en la calle Santa Cruz de Pedregales y en el día usted lo podía localizar en la Plaza Ferrer, allí echaba sus camarones en los bancos de dicha plaza. Tellito Marcano le hizo un poco de décimas donde describía jocosamente la vida de Cucho. Con cualquier lápiz, un pedazo de palo y un poco de hilo de alpargata hacía un capotraste o capodastro, utensilio utilizado para bajar o subir las notas musicales.
Una vez en la calzada de Chamané Vásquez, Leonel Figueroa, el conocido Moñongo trajo de Caracas un instrumento de 5 cuerdas llamado Quinto. Cucho lo joropeó bastante para probarlo. Después de tomarse unas cuantas copas, el señor Ángel el de Zoila, comiendo casquillo que le daba otro compañero de farra, le quitó el Quinto a Cucho y lo pegó con furia de la calzada de la casa de Chamané. Esta escena le puso fin al hermoso Quinto que Moñongo había traído con mucho esmero de la capital de la República de Venezuela. Los muchachos de la época le hacían a Cruz Velásquez muchas maldades, le colocaban piedras en los cauchos para que Cucho se pusiera bravo y peleara hasta el cansancio. Le colocaban un montón de potes de jugos amarrados con nailon en el tubo de escape para que cuando arrancase con su carro hiciera un estruendo al salir. Otra rabia más para el flaco.
Peché y Agustina lo quisieron mucho, a veces le brindaban comida en su casa y le daban cobijo. Agustina le dijo un día que le enseñara a su hijo Carlos Julián a tocar el cuatro. Cucho aceptó el reto, le mostró en 5 segundos como 50 notas musicales que el niño no asimiló nada y quedó viendo para el cielo buscando consuelo. La canción para enseñar al niño a tocar el cuatro fue “A cuerpo cobarde”, tema que popularizó Gualberto Ibarreto y que estaba pegada en las emisoras del país. Esta canción estaba recién salida al mercado discográfico, pero Cucho, que no tenía paciencia para enseñar, tomó esta canción como modelo y le dio a Carlos Julián las primeras notas musicales de la canción, pero a una velocidad extrema que el muchachito no le dio tiempo ni siquiera fijar alguna nota para practicarla. José Ramón Díaz y quien escribe, contemplamos, muertos de risa, la clase magistral que Cucho le dio al niño Carlos Julián quien no aprendió nada en esta primera lección de cuatro. Cucho murió todavía joven, sus restos fueron sembrados en el cementerio de Pedregales. Paz a su alma.
Cumaná, 03-11-2.021
Texto: José Gregorio Figueroa Delgado (El Figue)
Foto: Cedida por José Ramón Díaz
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